Pastel de Boda

Cuál sería tu impresión, si en una boda al llegar el momento de partir el pastel nupcial, el novio se lo lanza sobre la cabeza a la novia. Cómo reaccionaría la familia de la novia, del novio, los amigos, los invitados. Provocaría, sin duda, un escándalo que se regaría inmediatamente a través de una ola de tuits y memes en las redes sociales.

En la actualidad, en muchas bodas se ofrecen múltiples delicias: estación de helados, donas, fuente de chocolate, variedad de petit fours, chocolatería fina, caramelos confeccionados a mano y galletas, entre muchas otras opciones. Sin embargo, estas no han desplazado al pastel de bodas. Al contrario, este no deja de ser una figura especial, en el que se invierte tiempo, dinero y, sobre todo, creatividad. ¿Por qué mantiene su protagonismo? Descubrámoslo.

La torta nupcial tiene su origen en la antigua cultura romana. En esa época, no existía el pastel como se conoce en la actualidad, ellos horneaban un pan, según dicen, este podía ser de cebada o trigo con sal y hay quienes mencionan que también contenía almendras. La tradición mandaba que el novio se comiera parte del pan y el resto lo aplastara en la cabeza de la novia. De esta manera se sellaba el compromiso de unión, , además, era interpretado de buen augurio y de bendición para la pareja. Los invitados intentaban obtener alguna de las migas que caían por doquier para beneficiarse también del buen presagio. Este ritual simbolizaba también la pérdida de la virginidad de la novia y el inicio de la mujer como pertenencia del hombre. Por suerte, esto es parte de la historia antigua…

En la Inglaterra medieval, se horneaban panecillos que se colocaban en pilas formando un volcán. Se esperaba que los novios alcanzaran a besarse por encima de la pila, sin botarlos, lo cual simbolizaba que compartirían una vida próspera. A mediados del siglo XVII, un chef francés visitó Londres y observó el ritual del volcán formado por panecillos. Él concibió la idea de unirlos con manteca para que la pila mantuviera su forma. Durante el mismo siglo surgió el concepto “pastel de novia”, sin embargo, este se refería a una tarta de cordero (pie – en inglés), la cual se acostumbraba a ofrecer en bodas con grupos reducidos de invitados.

El azúcar apareció poco antes de la época Victoriana en Inglaterra. Es la misma reina Victoria quien impone el glaseado blanco en los pasteles de novia.   Mientras más refinada era el azúcar, más blanco era el resultado, lo cual, por un lado, simbolizaba la pureza y se vinculaba visualmente al traje blanco de la novia, lo cual ponía en relevancia a esta. Por el otro, el acceso a este ingrediente refinado mostraba la situación económica acomodada de la familia, por lo tanto, su distinción social.

El punto de partida estaba marcado para el tradicional pastel de novia. Desde entonces no ha dejado de evolucionar su tamaño, su forma, su decorado y ¡hasta su color! 

Hasta la fecha, muchas tradiciones acompañan al pastel de bodas, su entrada al salón ocupa un espacio importante en muchos países, celebrada con música especial, elegida por los novios. Con un cuchillo y una espátula elegantes, y muchas veces adornados con listones, los novios efectúan el primer corte. Ellos comparten la primera porción, alimentándose el uno al otro. Como parte del adorno, muchos escogen una figura de novios de porcelana u otro material, flores o frutos, estos últimos naturales o elaboradas con técnicas de repostería. También se acostumbra a guardar el piso superior del pastel para congelarlo y comérselo al cumplir un año de casados. Es probable que estas no son las únicas costumbres que giran alrededor del pastel de boda, pero es seguro que una tradición de tantos siglos no desaparecerá, por el contrario, seguirá endulzando corazones.

 

 

 

 

 

Expo BodaComentario